El macrojuicio por los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 en Madrid se celebró entre el 15 de febrero de 2007 y el 2 de julio de 2007. En el atentado murieron 192 personas y hubo más de mil heridos. El juicio fue muy complicado, y supuso la mayor puesta en escena de la Justicia en España y Europa después del juicio de Nüremberg de 1945, debido a la magnitud del atentado terrorista y al elevado número de procesados, testigos, agentes de seguridad, expertos y defensas que intervinieron a lo largo del proceso.
Como en otras muchas ocasiones, los intérpretes aparecieron en los titulares con motivo de la recriminación del Juez Gómez Bermúdez («Parece que los intérpretes no están muy finos; los quiero ver en mi despacho de inmediato»), pero poco o nada se habló de la magnífica labor que estaban realizando y de las duras condiciones en las que tuvieron que trabajar. Algunos intérpretes del Ministerio del Interior y otros miembros de la AIIC, sí pidieron respeto para los intérpretes a través de escritos publicados en los principales periódicos de España. Este año, Carmen Valero-Garcés (de la Universidad de Alcalá de Henares, España) y Abderrahim Abkari (intérprete del MAEC y participante en los juicios como intérprete) han publicado un soberbio análisis de la labor de los traductores e intérpretes durante el largo proceso judicial del 11-M, que además pone de relieve las dificultades tanto lingüísticas, culturales como extralingüísticas con las que estos profesionales se tuvieron que enfrentar, además de la presión mediática a la que fueron sometidos, la intensa emoción que supuso trabajar en tales circustancias, por no hablar de las dificultades técnicas en la sala. El artículo también se refiere a las soluciones que, finalmente, se adoptaron para solventar estas dificultades y examina su efectividad.
Valero-Garcés, C. y Abkari, A. (2010). Learning from practice: Interpreting 11M terrorist attack trial. En: The International Journal of Transation and Interpreting Research, Vol 2, No 2.
El portal Datadiar incluye todas las intervenciones de las 57 sesiones del Juicio por los atentados del 11-M.
Teniendo en cuenta lo que sabe la gente sobre el trabajo de los intérpretes cuando leían los titulares o veían las noticias siempre te decían algo, tipo: mira esos, con lo que cobran y encima ni saben hacerlo.
Dejando a un lado la leyenda urbana de que somos muy ricos y que trabajando un día al mes ya nos vale, recuerdo esos días por los comentarios. Me alegro que publiquen lo que pasó aunque solo lo leeremos los interesados en el tema, pero debió ser muy complicado y más con la presión de saber lo que tenías entre manos y que criticarían tu trabajo en el telediario de esa noche.
Nada como hacer ver en qué condiciones trabajaron los intérpretes del 11-M para mostrar al público el alto grado de responsabilidad implícita en la gran labor jurídica, social y cultural que supone traducir e interpretar para la Administración de Justicia. Necesitamos más análisis como el publicado por Carmen Valero-Garcés y Abderrahim Abkari para mostrar cómo importantes factores paratextuales de la traducción (la paratraducción) influyen enormemente en la eficacia de los procesos de traducción e interpretación juradas.
Desde aquí quiero dar mi más sincera enhorabuena a Carmen y a Abderrahim por el artículo.
Muchas gracias, Clara, por dar noticias como ésta en tu blog.
Como ya no vivía en España cuando se realizó el juicio, no tenía ni idea de que algo así había ocurrido. Una lástima que cosas así pasen. Y ya no es la bobería de que a un intérprete le llamen traductor o a mí, traductora, me digan que «Ah, sí, tú trabajas con los cascos traduciendo lo que dicen los políticos». Sí, hijo, igualito.
Y creo que de nosotros depende hacer lo mismo Carmen y a Abderrahim y gritar al mundo en qué consiste nuestra profesión. Vosotros, por vuestra parte, la de intérprete. Yo, por la mía, la de traductora y testeadora de videojuegos, que también tiene tela la cosa. Si no, seguirán creyendo mentiras que alguien ha contado y no agradecerán el trabajo ni la dedicación que tenemos.
Gracias, de nuevo, por enseñarme cómo se vive en la piel de un intérprete 🙂
Curri