Viviendo como vivimos en una sociedad tan poco reflexiva, resulta difícil imaginar a estudiantes o a profesionales inmersos en un proceso de meditación, pensando detenidamente en su trabajo con la finalidad de sacar alguna conclusión útil. En este sentido, llama la atención el planteamiento que hace Kuei-Chuan Peng en sus tesis doctoral, «The Development of Coherence and Quality of Performance in Conference Interpreter Training», cuando habla de la formación de futuros intérpretes y de la importancia que tiene la práctica, pero sobre todo la reflexión, para mejorar la calidad del propio trabajo.
La práctica no siempre hace maestro (sobre todo si la práctica no va a acompañada de calidad) y para conseguir una interpretación de calidad, ser reflexivo tiene una importancia fundamental según Kuei-Chuan Peng. Para este autor, es esencial que los estudiantes de interpretación sean conscientes de la calidad para poder empezar a reflexionar, aunque también reconoce que se trata de un asunto que no se ha tratado con suficiente profundidad en la literatura. Además, señala que con los métodos de enseñanza actuales, los estudiantes adquieren de sus maestros no sólo las técnicas y habilidades interpretativas sino también la percepción que éstos tienen de la calidad. De hecho en sus tesis, Peng recopila varios estándares y criterios de calidad empleados por distintas escuelas de interpretación y profesionales para elaborar una herramienta que detalla de manera explicita todos los atributos de calidad y que pretende ser una herramienta que despierte la conciencia de calidad entre estudiantes y les ayude a conceptualizar una mejor jerarquía de atributos de calidad para progresar en sus interpretaciones.
Si el alumno, o el profesional, sigue practicando sin detenerse un momento a reflexionar sobre cómo lo está haciendo [sobre aspectos relativos al contenido (exactitud, fidelidad al original, terminología, congruencia y cohesión), al idioma (apropiado, natural, correcto, léxico, registro), a la voz (tono, timbre, acento, entonación), a la expresión oral (fluida, regular, articulación), o a su comportamiento en cabina (distancia al micrófono, ruido en el micrófono, trabajo en equipo, etc.)], sin lugar a dudas está echando a perder su esfuerzo y perdiendo una gran oportunidad para mejorar.
Kuei-Chuan Peng, 2006. «The Development of Coherence and Quality of Performance in Conference Interpreter Training». The University of Leeds, School of Modern Languages and Cultures, Centre for Translation Studies.
«El Pensador» es, sin duda, la más célebre escultura de Rodin. Titulada inicialmente por su autor «El Poeta», y luego, «Dante Pensando», la escultura representa a simple vista la magnitud de esta meditación: el personaje se encuentra imperturbable, sumido en la profundidad de sus reflexiones, librando una dura batalla interna. Rodin expresa esta fuerza, de una potencia retenida, a través de la constitución muscular de su trabajo, de modo que la escultura no otorga a la fuerza psíquica más que la imagen de la apariencia externa. La verdadera fuerza no se manifiesta, pues, sino a través de la evocación o inferencia de un fenómeno interior como una experiencia de tormentos morales o angustias humanas que se generan y manifiestan desde el alma.
Vía: Historia del Arte (www.historiadelarte.us)