Bélgica fue el primer país que introdujo la interpretación parlamentaria, en 1936, como resultado de las repetidas reivindicaciones del partido Rexista de Léon Degrelle. Diez años después, en 1956, Suiza lanzó un servicio similar.
A finales de los años cuarenta, varias organizaciones canadienses empezaron a experimentar con instalaciones móviles de interpretación simultánea. La Universidad de Montreal fue una de las primeras en experimentar con la modalidad de «interpretación con micrófono» que introdujo a modo de prueba en 1949 y cuya experiencia se incorporó al programa Máster de traducción e interpretación dos años más tarde.
Pero la fecha clave de la interpretación parlamentaria en Canadá fue el 15 de enero de 1959, cuando se introdujo la interpretación simultánea en la Cámara de los Comunes. Durante la campaña electoral de 1958, John Diefenbaker había prometido a los canadienses francófonos cheques bilingües y «traducción instantánea» de los debates en la Cámara Baja. El día de las elecciones, 31 de marzo de 1958, su partido ganó por arrolladora mayoría (obtuvo 208 de los 265 escaños, incluidos 50 de los 75 escaños de Quebec). Desde tan memorable fecha, todo lo que se dice en la Cámara de los Comunes se interpreta de manera simultánea, sea cual sea el signo político de la persona que habla. El nuevo servicio de interpretación simultánea fue fruto de la necesidad constitucional de brindar apoyo tangible, no solo simbólico, al bilingüismo parlamentario.
El año pasado y con motivo del 50 aniversario del servicio de interpretación del Parlamento de Canadá (además del 75 aniversario de la creación del Translation Bureau, 1934, y el 40 aniversario de la Ley de Lenguas Oficiales, 1969), Jean Delisle firmaba una magnífica reseña –en la revista Language Update– del apasionante recorrido de la interpretación en el seno del Parlamento canadiense que recomiendo no perderse:
Delisle, J. (traducción de Victoria Ralph) Fifty years of Parliamentary interpretation. En: Language Update, Volumen 6/3, septiembre 2009. (original publicado en Canadian Parliamentary Review, Volumen 32, No. 2, verano 2009).
Fotografías: BTB