Lamentablemente es misión imposible terminar una carrera de Traducción e Interpretación o incluso un Máster en Interpretación con las suficientes horas de vuelo que te permitan empezar a desempeñarte como intérprete profesional. La brecha entre la preparación que reciben los alumnos y el nivel que exige el mercado laboral siempre existirá y por eso es fundamental que haya intérpretes más veteranos dispuestos a compartir su experiencia y a guiar ese aprendizaje práctico y muy necesario. El año pasado tuve la enorme suerte de acompañar a varias intérpretes en este proceso de transición y tengo que reconocer que disfrute enormemente de la experiencia y por eso les he pedido que compartan su experiencia sobre las prácticas y la interpretación con todos nosotros.
Empezamos con Carla. A esta escocesonavarra no le costó nada amoldarse al entorno laboral y al ritmo de trabajo de un organismo internacional, y además de interpretar en cabina y en el campo, aprender de repilos, tecnologías varias y algún parto de vaca, tuvo tiempo de hacer la Beobia, correr la carrera de la empresa, y deleitarnos con unos exquisitos scones. De padre escocés y madre española, Carla Davidson se crió en Edimburgo, Escocia, aunque pasaba los veranos en Navarra (España). Al ser bilingüe siempre había sentido un interés especial por los idiomas; y como era de esperar 😉 se licenció en Español, Alemán y Portugués por la Universidad de Glasgow para más tarde cursar el Máster en Traducción e Interpretación en la Universidad de Heriot-Watt. Después de pasar tiempo viviendo en España, Alemania y Portugal, empezó a trabajar para distintas empresas como traductora hasta que volvió al Reino Unido en 2009. Desde entonces trabaja como traductora e intérprete autónoma para varios clientes incluyendo agencias audiovisuales, empresas de marketing y publicidad, la ONU y despachos de abogados, entre otros. Carla es además socia del Chartered Institute of Linguists.
La experiencia de Carla
Desde joven quería trabajar con idiomas y viajar por el mundo pero entonces no sabía que ser intérprete sería la manera de hacer realidad a este sueño. Después de terminar la carrera (español, portugués y alemán en la Universidad de Glasgow), mi primer puesto fue de Project Manager en una agencia de traducción en Glasgow, Escocia. Al cabo de dos años mi deseo de viajar y vivir en otros países me llevó a Madrid donde trabajé dos años como traductora en plantilla para otra agencia de traducción. Durante ese tiempo fui conociendo a más traductores e intérpretes y tenía curiosidad por saber cómo sería trabajar de intérprete. Al regresar al Reino Unido en 2009 empecé a trabajar de traductora autónoma y a buscar cursos de interpretación. Lamentablemente vivía en una ciudad pequeña de Inglaterra donde no había oportunidades de estudiar interpretación pero sí encontré un taller sobre el trabajo de intérprete para la Policía que me resultó muy interesante. En 2013 me mudé a Londres donde busqué más información sobre másteres de interpretación pero era demasiado caro y no podía permitírmelo con todos los gastos que conllevaba el vivir en Londres. Al final, en 2014, casi diez años después de terminar la carrera (¡más vale tarde que nunca!) decidí volver a mi querida Edimburgo para estudiar un Máster de Interpretación en la Universidad de Heriot-Watt. Con la ayuda de una beca del SCIC y el apoyo de mi familia pude terminar el Máster. Aprendimos mucho y me alegro de haberlo hecho porque me ha ofrecido muchas posibilidades.
Cuando me enteré de las prácticas de interpretación supe que me interesaban, algo dentro de mi me decía que tenía que hacerlas porque iba a ser una experiencia única. Sabía que apenas hay prácticas de interpretación y que sería una forma maravillosa de poner en práctica lo que había aprendido en el Máster, además de ver como trabajan intérpretes profesionales y llegar a perder el miedo y a controlar los nervios. Antes de ir pensaba que iba a ser muy difícil, en particular la interpretación del inglés al español porque entonces me resultaba más fácil interpretar del español al inglés. Sabía además que íbamos a tratar de temas bastante técnicos que harían la tarea aún más complicada. Tampoco conocía Zaragoza y no sabía si me iba a gustar o no, pero como iban a ser solo 3 meses, me arriesgué. Valió la pena porque después de terminar las prácticas me quedé en Zaragoza y ya llevo casi un año aquí.
El proceso de aprendizaje durante las prácticas se puede resumir en una palabra: ¡estupendo! Al principio fue difícil y me costó soltarme a la hora de interpretar del inglés al español y entender temas como la estadística, o el sistema digestivo de las vacas, entre otras cosas que nunca antes había estudiado. Teníamos glosarios y otros recursos pero lo que más me ayudó fue el apoyo y los ánimos de las intérpretes profesionales, gracias a eso conseguí perder los nervios y disfrutar cada vez más de mi trabajo en cabina. Aprendí que no hay que ser perfeccionista, algo que soy normalmente, y especialmente cuando hago traducciones escritas. Aprendí también que hay que centrarse mucho en lo que se está diciendo y no distraerse si de repente te das cuenta de que has dicho algo mal, o si alguien fuera de la cabina te mira detenidamente mientras intentas escuchar y hablar a la vez (esto ocurría con frecuencia – por lo visto la gente tiene curiosidad por ver cómo trabajan los intérpretes). Aprendí también la importancia de creer en uno mismo y en lo que estás diciendo porque si no lo cree el intérprete los oyentes también pierden confianza en ti. Lo bueno es que tenía un mes para practicar en cabina muda antes de lanzarme a interpretar en vivo y tengo que darle las gracias a Clara por animarme a empezar a interpretar de verdad porque si no, es probable que me hubiera quedado en esa cabina muda sin saber lo emocionante que es interpretar en vivo. Estaba en cabina con las intérpretes profesionales y eso me tranquilizó porque me animaban mucho y lo más importante… iban apuntando palabras o cifras mientras interpretaba para ayudarme. Entonces me di cuenta de la importancia de una buena compañera de cabina porque te puede sacar de muchos apuros o hacerte reír o decirte que tu puedes cuando crees que no (¡gracias Marie-Louise!). Tuve unas mentoras estupendas que me ayudaron mucho, no hubiera aprendido tanto sin ellas.
Hice las prácticas con una amiga del Máster y trabajamos muy bien juntas. Ayudaba mucho el poder preparar las interpretaciones y los glosarios con alguien. A mi me resulta mejor poder hablar sobre los temas que no entiendo para poder entenderlos y, más que nada, memorizarlos mejor. Además mi compañera era mejicana y como mi idioma nativo es el inglés nos ayudamos la una a la otra a la hora de buscar los términos adecuados para nuestros glosarios. A veces hacía cabina muda yo sola y me grababa con el móvil. Me resultaba muy útil escuchar la grabación después para ver qué había que mejorar en cuestiones de tono de voz, de terminar bien las frases, de no dudar demasiado etc.
Me aportó muchísimo compartir cabina con intérpretes profesionales ya que fue la primera oportunidad que tuve de trabajar así. En el Máster me hubiera gustado ver una demostración con intérpretes profesionales pero quizás los profesores tienen sus razones para no hacerlo. Me di cuenta de que es importantísimo apoyar a la compañera de cabina y estar siempre atenta por si necesita alguna ayuda. Esto da mucha seguridad lo cual se agradece porque la interpretación en sí es muy estresante y cualquier forma de ayuda da mucho alivio. Lo que aprendí durante las prácticas que quizás no se puede aprender durante la formación académica es el trabajar en pareja y el poder ver que es imposible ser perfecto, que todos cometemos fallos o nos equivocamos de vez en cuando pero lo importante es saber como resolverlo y ser flexible a la hora de interpretar. Hay que tener un “cerebro gimnástico”.
Lo que más me gustó de las prácticas fue conocer a mis compañeros y ver que con su ayuda y apoyo realmente podría llegar a ser intérprete. El poder mirar atrás y recordar el miedo que tenía al principio y la calma que tenía al final de las prácticas. Lo que menos me gustó es difícil de decir, si tuviera que escoger algo diría que las hamburguesas del comedor… Sin duda alguna las prácticas me han preparado para el mercado laboral, me siento mucho más capaz después de las 200 horas que pasé en cabina. Sé cómo prepararme bien para un trabajo de interpretación y cómo respirar hondo si me entran los nervios. Aún así sé que quedan cosas por aprender y eso es lo bonito de esta profesión. Creo que nunca terminas de aprender cosas nuevas y como soy una persona muy inquisitiva esto es algo que responde a mi manera de ser.
Creo que es importante no perder la esperanza e intentar conseguir prácticas o experiencia de algún tipo antes de lanzarse al mundo de interpretación para así acumular horas en cabina y sentirse más preparado para un proyecto en vivo. Pienso que es cierto lo que nos decían nuestros profesores, que la interpretación es un poco como conducir, cuando ya tienes experiencia te resulta más natural cambiar las marchas sin tener que pensar mucho en ello. Es cuestión de práctica hasta que puedas hacer algunas cosas de manera automática.
Tienes toda la razón…. cuesta mucho trabajo, hacer todo de una forma natural y automática. Un saludo.