Los que empezaron a leer el blog allá por 2008 sabrán que en realidad yo iba para egiptóloga, pero un salakov y la suscripción a una revista de arqueología me hicieron desistir del empeño. Cambié picos, palas, cepillos y momias por los auriculares, el micrófono y una cabina. En lugar de descifrar los misterios que encerraban las pirámides y los sarcófagos, intento desentrañar discursos y mensajes de lo más variopintos; nada que envidiar e igual de apasionante.
El pasado mes de agosto, mi escapada estival me llevó a tierras del Lot, a una pequeña y bellísima localidad francesa alejada del mundanal ruido (Issepts) y muy cerca de Figéac, ciudad natal de Jean-François Champollion (1790-1832), padre de la egiptología. Al igual que a tantos otros traductores, intérpretes, lingüistas o amantes de las lenguas en general, siempre me ha fascinado la piedra de Rosetta y no había viaje a Londres que no terminara con una fugaz escapada al Museo Británico para contemplar la imponente estela de basalto negro que atesora el misterio de los jeroglíficos egipcios.
Así que podréis imaginar cómo disfruté de la visita a la casa natal de los Champollion ahora convertida en museo. El museo, además de albergar la casa natal del egiptólogo francés es también desde 2007 museo de las escrituras del mundo. Ocupa una finca del siglo XIII, con más de mil metros cuadrados de espacio en el que se mezcla el estilo medieval con la arquitectura contemporánea. El museo está dedicado a la vida y logros de Champollion pero también al desarrollo de la escritura, desde su nacimiento en Mesopotamia hasta la revolución del lenguaje digital, y ofrece seis colecciones permanentes: Champollion y Egipto; El hombre, el mundo y la escritura; El nacimiento de las escrituras; La invención de los alfabetos en el Mediterráneo; El libro, memoria de los hombres; y Escritura, poder y ciudadanía. Un museo delicioso y una región que ofrece un entorno natural, cultural y gastronómico extraordinario. ¡Esto son vacaciones!
Hola, Clara:
A lo mejor la próxima vez que visites París puedes tomar algo con Yves Champollion, traductor y creador de Wordfast, y descendiente de aquel Jean-François.
Un saludo,
Fernando
¿En serio? ¿De verdad que el creador de Wordfast es descendiente de Champollion?
¡Eres un pozo de sabiduría, Fernando!
Ten por seguro que lo llamaré si voy a París 😉
Un saludo,
Clara
Me encanta, excelentes vacaciones Clara. Y hasta una buena idea para una agencia de viajes, ¿qué hay más personalizado que viajes para lingüistas? Imposible. 😀
Mi papá me trajo de Egipto un papiro con un grabado de la piedra de Rosetta y me muero de ganas de colgarlo en mi nueva casa pronto.
Saludos, Claudia