El baqueteado intérprete de Calderón

Es una lástima, pero los intérpretes solo aparecemos en las noticias cuando las cosas se tuercen; y cuando un intérprete logra mediar en un acuerdo diplomático trascendental o consigue hacer de una intervención farragosa un discurso de gran lucimiento nadie se acuerda. ¡Qué se le va a hacer! Cosas de la naturaleza humana. A veces, sin embargo, la torpeza de un intérprete también ha resultado ser de utilidad en la historia contemporánea como muy bien narra Brian Harris en su excelente entrada sobre los intérpretes que participaron en el encuentro de Hitler y Franco en Hendaya. En el caso al que me quiero referir hoy la polémica viene de la mano de otro intérprete. Esta vez el suceso se produjo durante la conferencia de prensa que –con motivo de la visita de Estado del Presidente de México, Felipe Calderón, al presidente de los Estados Unidos, Barack Obama– ofrecieron ambos mandatarios el día 20 de mayo de 2010. El intérprete -que venía con la delegación de México- hizo una traducción del discurso del mandatario mexicano que disgustó e incomodó a muchos:

La traducción al inglés que los espectadores estadounidenses escucharon fue tan mala que la transcripción oficial de la Casa Blanca la ignoró. La Casa Blanca utilizó una traducción de la Embajada de México que tiene diferencias significativas con las palabras expresadas por el traductor durante el discurso de Calderón.

Trabajo de varios días, tal vez semanas, no de una sino varias personas, que pusieron su mejor esfuerzo al escribir un discurso digno del presidente de una nación, se vieron desmoronados por la ligereza de un torpe intérprete (del que ignoro su identidad) que dejando de lado el verdadero mensaje de Felipe Calderón hizo su versión de acuerdo a la polarizada visión de las políticas de Estados Unidos.

Como suele ocurrir en estos casos, nadie sabe nada. Juzguen ustedes mismos:

Vía: Hecho en México y The Huffington Post

5 comentarios en “El baqueteado intérprete de Calderón”

  1. Genial la entrada, la cara de Calderón lo dice todo. No hay mucho más que decir. Gracias por compartirlo 😉

  2. ¡Gracias Sandra! la verdad es que la cara de Calderón es muy elocuente, pero no podemos ver la del intérprete, ni sabemos las circunstancias en la que se le contrató y ni en las que trabajo … siempre nos queda por oir la otra versión 😉
    ¡Un saludo!

  3. y en qué circunstancias trabajó el intérprete? le facilitaron el discurso para hacer una traducción a vista? con cuánta antelación le asignaron el trabajo?…. en fin, nunca critico por principio el trabajo de un colega sin conocer la versión de mi colega… Gracias por compartirlo Sandra.

  4. Totalmente de acuerdo. Pero, por desgracia nunca sale a la luz la versión del intérprete y siempre nos quedamos con la versión «oficial» de la prensa. Me hubiera gustado leer, por ejemplo, una entrevista al «famoso» intérprete de Gadafi para poder tener su versión de los hechos….
    ¡Un saludo!

  5. Tal como decís no conocemos todos los elementos. Pero por la manera en que está trabajando el intérprete apostaría que es una consecutiva pura y dura, no tiene el texto y no lo ha visto antes. Fijaos en el tiempo que tarda en empezar, la manera de construir las frases, incluso se oye el ruido al pasar las hojas de un bloc.

    Pero lo que quisiera señalar es una frase que aparece en el artículo: Trabajo de varios días, tal vez semanas, no de una sino varias personas. Varias personas se han dedicado muchas horas a buscar las palabras, corregir los giros, etc. El interprete lo ha tenido que hacer al segundo.

    Los no intérpretes pensarán que bastaba con limitarse a traducir las palabras, que el trabajo ya estaba hecho. Pero creo que cualquier intérprete entenderá a qué me refiero. Si fuera una simple traduccion automática de palabras una máquina lo haría sin mayores dificultades.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.