El intérprete y las comidas

A finales de mayo asistí a un interesante curso sobre Protocolo y ceremonial para intérpretes, organizado por la Asociación Aragonesa de Traductores e Intérpretes (ASATI) en Zaragoza y dictado por Gemma Fernández-Ges Marcuello –Jefa de Protocolo del Ayuntamiento de Zaragoza– que con su dilatada experiencia, buen humor y mejor hacer consiguió que las casi diez horas que duró el curso se pasaran sin darnos apenas cuenta. En el curso se habló del trabajo cotidiano de los intérpretes de conferencias, del protocolo en el saludo y las presentaciones, de la etiqueta y la imagen personal y la posición del intérprete en ruedas de prensa, conferencias, cenas de gala y reuniones bilaterales. Uno de los temas que más debate suscitó fue precisamente el de la posición del intérprete en las cenas o almuerzos de carácter oficial, y si el intérprete debiera o no ser un comensal más.

Precisamente sobre este asunto escribía José Antonio de Urbina en su libro sobre protocolo un apartado especial sobre el intérprete y sugería que:

Respecto a los intérpretes conviene recordar dos normas importantes:

1) Los intérpretes han de ser profesionales. Evítese, en lo posible, el intérprete aficionado, aunque domine el idioma, pues carece de los conocimientos y técnica necesarios para esta importante labor.

2) En las comidas, siéntese al intérprete en una sillita, detrás y entre los dos comensales cuya conversación interpreta. El intérprete come antes o después, pero no durante la comida, pues su misión es interpretar. Existen países que con un excesivo sentido igualitario insisten en sentar al intérprete (que puede ser un miembro de la embajada o de la delegación extranjera) en la mesa, entre las dos personas interesadas. A mi entender es un error porque de este modo no interpreta bien, pues o interpreta o come, no puede hacer las dos cosas. Incluso interfiere en la conversación de los dos comensales por estar sentado en medio; y como la misión del intérprete es interpretar y esta misión es importante, no pierde ni dignidad ni categoría por estar sentado detrás sin comer, aunque sea miembro de la embajada o de la delegación extranjera.

Al igual que explicaba Urbina con tanto sentido común, La Guía de Protocolo y etiqueta para actos oficiales, del Ministerio de Defensa de EE. UU., contempla a su vez la figura del intérprete en el caso de banquetes o comidas con dignatarios extranjeros:

An interpreter may be required at a dinner for a foreign dignitary. The interpreter should sit close to the dignitary and the person for whom he/she is interpreting. Typical seating plans for an event requiring an interpreter are shown at figures 3–14 and 3–15. The interpreter’s duties are so demanding that he or she will find it difficult to eat and interpret effectively at the same time. However, this does not preclude the interpreter from being seated at the table to the right of the foreign dignitary and being served as are the other dinner guests.

Fuentes consultadas:

– Department of the Army, 2001. A Guide to Protocol and Etiquette for Official Entertainment. Department of the Army, Washington, DC.
– José Antonio de Urbina, 2009. El arte de invitar. Su protocolo. Plaza edición, Madrid.

9 comentarios en “El intérprete y las comidas”

  1. Me parece un artículo muy interesante. Sin embargo, has dejado fuera otra posibilidad, desgraciadamente demasiado común: aquella en la que no se piensa que el intérprete tenga que comer, ni antes, ni durante, ni después del acto. No sé porqué, me ha pasado repetidas veces con clientes alemanes. ¿Tendrá algo que ver con la mentalidad germana?

  2. ¡Hola Iván!
    No conozco muy bien la mentalidad alemana, pero yo me curo en salud y suelo comer antes de salir de casa; además siempre llevo «provisiones» en el bolso para una emergencia, porque sabes cuando empiezas, pero no a qué hora acabas 😉
    ¡Gracias por tu comentario!

  3. Hola Clara,

    Sí, desde que una compañera me lo recomendó yo siempre llevo unas barritas energéticas a las interpretaciones, por si acaso. Sin embargo, en el caso de los alemanes esto no es una solución, pues son perfectamente capaces de poner una reunión a las 12 de la mañana, estirarla hasta las 5 de la tarde y no dejarte ni un solo minuto para usar la boca para otra cosa que no sea hablar (bueno, con suerte a lo mejor te da tiempo a beber un chupito de agua). Se me hace un poco duro comer a las 11 de la mañana en previsión de esto, aunque ya trato de meterme algo entre pecho y espalda a esas horas, a pesar de que no me apetezca, por lo que pueda pasar.

    Como curiosidad te dejo un enlace a este artículo en el que en uno de los comentarios (Patricia25) se dice que «yo estuve un tiempo en Alemania y les cuento que el desayuno es una comida importante,como en todo el norte de Europa, porque no se almuerza». ¡¡¡No se almuerza!!! No he estado allí, pero por mi experiencia debe ser verdad:

    http://www.taringa.net/posts/info/6266014/Sos-gordo-__-paga-_.html

  4. Hola, estoy haciendo un trabajo sobre comportamiento social en los negocios para un máster y me surge la siguiente duda. Imaginemos que en una cena con 8 franceses, hay 4 españoles intercalados en una mesa redonda, es decir, cada español tiene a un francés a cada lado.¿Se podrían dos intérpretes (uno a cada lado) para cada español? ¿O sólo un intérprete para cada español? En este último caso, ¿dónde se sentaría el intérprete?

  5. Interesante reflexión, Elena. Supongo que todo depende del presupuesto de los organizadores para poder contratar 4 intérpretes. En cualquier caso, el intérprete tendría que estar sentado detrás de los comenensales, preferiblemente del francés para poder interpretar para los dos españoles y el francés.
    Saludos,
    Clara

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