En realidad yo iba para egiptóloga, pero un salakov y la suscripción a una revista de arqueología me hicieron desistir del empeño. Cambié picos, palas, cepillos y momias por los auriculares, el micrófono y una cabina. En lugar de descifrar los misterios que encerraban las pirámides y los sarcófagos, intento desentrañar discursos y mensajes de lo más variopintos; nada que envidiar e igual de apasionante.
El caso es que acabo de enterarme de que existe un famoso relieve egipcio tallado en la tumba del General Horemheb en Saqqara que se remonta al año 1350 antes de Jesucristo y que se supone es el primer documento sobre la existencia de la figura del intérprete. Vueltas que da la vida.
El relieve describe una escena de lo más curiosa: En el extremo de la derecha (aunque no queda recogido en la foto) están la reina y Tutankamon. El entonces General Horemheb aparece representado de menor tamaño que el faraón y ejerciendo de intermediario entre el faraón y el intérprete que se sitúa en el centro. El intérprete es todavía más pequeño, lo cual refleja un estatus social inferior en comparación con los dignatarios de mayor rango. La imagen desdoblada pertenece al intérprete –indicando claramente el papel que desempeñaba como mediador. En la figura de la izquierda, el intérprete está escuchando a unos emisarios asirios y libios que, postrados antes el faraón, ruegan humildemente su ayuda para combatir la hambruna que asola sus países. En la figura de la derecha el intérprete está transmitiendo el mensaje a Horemheb, para que éste se lo transmita al faraón.
Los primeros intérpretes que trabajaban en el Antiguo Egipto eran personas que gozaban de gran estima y fueron bien considerados hasta los reinos de los Tolomeo –305 a. J. C.– [de hecho, los faraones introdujeron el título hereditario de «Intérprete Superior» y algunos tenían el título de Sóter (salvador)].