No hace mucho tiempo aterricé en la página web de Linguatec, una empresa que ofrece dos herramientas muy útiles para los intérpretes. Seguramente habrá programas similares de otras empresas o incluso gratuitos, pero me da la sensación de que Linguatec tiene una trayectoria bastante consolidada en el mercado de productos «lingüísticos».
Uno de esos productos es «Voice Reader», un programa de lectura que dispone de una voz extraordinariamente natural y que permite transformar cualquier texto en sonido, escucharlo inmediatamente o exportarlo a un archivo de sonido a transferir sucesivamente, por ejemplo, a un reproductor de MP3. Admite archivos de texto (*.txt), archivos RTF (*.rtf), archivos Word (*.doc) y archivos HTML (*.htm, *.html) y está disponible en hasta 15 idiomas, según la versión. Ofrece además la posibilidad de visualizar al locutor (el personaje que aparece en la ventana de animación), acelerar o desacelerar la velocidad de la síntesis vocal con la ayuda del regulador, así como cambiar el tono de la síntesis vocal con la ayuda del regulador. También se puede modificar el volumen de la síntesis vocal. Los usos son variados, principalmente el doblaje (de pod casts, por ejemplo), o las presentaciones y aplicaciones de aprendizaje a distancia o en línea (e-learning).
Cuando empecé a trabajar como intérprete tenía un montón de trabajo en temas de bioquímica y nutrición y me acuerdo que entonces me pasaron un programita bastante rudimentario (si lo comparamos con estos productos tan sofisticados) que pronunciaba las palabras que yo escribía en el ordenador. Me vino genial para «hacer oído». Yo escribía interminables compuestos químicos o ácidos «kilométricos» y el ordenador los pronunciaba para mí, eso sí con voz de robot averiado; de esta manera me iba habituando a una terminología hasta entonces totalmente desconocida para mí, no sólo en inglés sino también en español (adrenocorticotropin, nicotinamide adenine dinucleotide, growth hormone inhibiting factor, flavinadeninedinucleotide, vasoactive intestinal polypeptide, por nombrar algunas).
El otro producto que me ha gustado es «Voice Pro» un programa de reconocimiento de voz. Más allá de los usos «típicos» de oficina, de grabación de notas de voz, ideas o dictados, se puede emplear también para grabar discursos o interpretaciones. Posteriormente se transfieren al ordenador y con la ayuda de un programa de reconocimiento de voz se puede convertir ese material en texto sin necesidad de teclear. Es una herramienta muy útil para la auto-evaluación del intérprete, no sólo para grabarse uno y escucharse después, sino para verlo por escrito y trabajar sobre los errores o repeticiones innecesarias, por ejemplo. En este sentido, me parece que es igualmente útil en el aula, en las facultades de traducción e interpretación. Linguatec además ha desarrollado dos versiones de Voice Pro especializadas para médicos y abogados.