El «As» de los intérpretes

Hoy rescato una entrevista a uno de los intérpretes más emblemáticos de la Comisión, David Reinert, que se publicó en la página de «Celebremos Europa» hace un par de años con motivo del 50º aniversario del Tratado de Roma:

El “as de los intérpretes”: es así como Walter Hallstein definió a David Reinert al presentarlo a Teddy Kennedy algunos años después de la firma del Tratado de Roma. Poco después de ser el único intérprete de la cabina italiana en tal acontecimiento, David había entrado a trabajar en la Comisión. Antes trabajaba para Konrad Adenauer cuando, dos días antes de la firma, recibió una llamada telefónica en la que se le pedía su colaboración. Acudió a Roma sin dudarlo, sabiendo que era una ocasión, pero sin imaginar que ahí estaría su futuro.
Recuerda bastante bien ese día. Estaba lloviendo en Roma, y una gran multitud se había congregado, con sus paraguas, en el Capitolio para no perderse el histórico acontecimiento. Se podía oir en directo por los altavoces lo que sucedía en el interior. “Lo que la gente oyó no eran los discursos de los Jefes de Estado y el Alcalde de Roma, sino la interpretación al italiano, es decir, me oían a mí, que era el único intérprete de la cabina italiana”.
La radio retransmitió también la interpretación, que se pudo sintonizar en toda Italia. Parece que en una maternidad del sur del país lo estaban oyendo al mismo tiempo que nacía una niña. ¡Se llamó Europa, bautizada por la voz de nuestro intérprete de italiano! “No tengo ni idea de lo que fue de ella. Sólo puedo imaginar: hoy será una mujer de cincuenta años, probablemente casada, con hijos, que… ¿cómo se llamarán?”, dice David.

Después de la firma, David se encaminó a la recepción, pero recuerda que no tenía ninguna corbata negra, y tuvo que ir rápidamente a comprar una. Luego le fue muy útil en los 30 largos años en que estuvo acompañando a Comisarios y Ministros por todo el mundo.
En febrero de 1959 pasó a ser intérprete oficial, y empezó a interpretar en las reuniones semanales de la Comisión, a viajar con los Presidentes de la Comisión a las cumbres del G7 y el G8 y a asistir a las conversaciones de la UE y Estados Unidos. Recuerda el encuentro del Presidente Nixon con Franco Malfatti. “Estábamos en Blair House, reservada para los invitados del Presidente, frente a la Casa Blanca. Nos vinieron a buscar en una gran limusina negra, para recorrer apenas unos cien metros. ¡Me sentía como una estrella del cine!”.
Su trabajo de intérprete en la Comisión le apasionó. Era una persona práctica, y prefería interpretar en reuniones que trabajar en un despacho. Pero inevitablemente, la administración estaba ahí, y acabó siendo Director en funciones del Servicio de Conferencias. “Cuando empecé, teníamos una o dos reuniones o conferencias a la semana. En 1989, eran ya 50 al día. El trabajo de intérprete había cambiado. Pero aun así, me seguía gustando trabajar en la cabina. Sentí una gran emoción cuando, la última vez que interpreté en una reunión semanal de la Comisión, Jacques Delors me agradeció públicamente mi labor. A veces nuestro trabajo se da por supuesto, pero en esa ocasión el Presidente demostró su estima de una manera muy personal”.
La idea de retirarse ya y disfrutar de su pensión y sus muchos animales no le hace feliz, y se ofrece voluntariamente para hacer trabajos independientes y colaborar en casos de urgencia. Cincuenta años después, aún participa en la evolución del Tratado.

Vía: Europa

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